Aunque existen diversas fórmulas para clasificar el grado de obesidad de un individuo, una de la más empleadas es la del Índice de Masa Corporal (IMC). A pesar de no ser el método más exacto, el IMC utiliza únicamente el peso y la estatura de un individuo, convirtiéndose en un cálculo con gran aceptación a nivel mundial.
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Según la Norma Oficial Mexicana NOM-174-SSA1-1998 para el manejo integral de la obesidad, se considera que un individuo tiene sobrepeso cuando su IMC es mayor a 25, y el diagnóstico de obesidad se hace en pacientes con un IMC mayor a 27.
La obesidad grave es aquella en la que el IMC es mayor a 40, y estos pacientes generalmente tienen un muy alto riesgo de padecer serias complicaciones, por lo que en términos médicos se les considera con obesidad mórbida.
Conforme aumenta el valor de IMC, el riesgo también aumenta, de tal manera que la obesidad por arriba de 50 se considera superobesidad.
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